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jueves, 17 de junio de 2010

Pervirtiendo El Fútbol

Editorial del “Diario de Chimbote”   
La sorpresiva aparición del presidente regional César Álvarez Aguilar en la Plaza de Armas de Chimbote, acompañado del gerente de la Sub región Pacifico, Luis Arroyo Rojas, con enormes fajos de entradas para el futbol con la finalidad de regalarlas al público y los transeúntes que se desplazaban por la céntrica arteria, es un hecho que debería merecer un mejor análisis y el rechazo total por el nauseabundo aprovechamiento que oculta.
Director: Javier Peláez Olórtegui
diariodechimbote.com Chimbote, Jueves 17 de Junio del 2010
Y, es que es evidente que Alvarez Aguilar trataba de sacar provecho de una actividad deportiva que arrastra a las masas y apasiona a la afición para cosechar aplausos y ganar réditos con objetivos netamente políticos, como es su pretendida reelección en las próximas justas electorales.
El cuestionado presidente regional, ahora en licencia, adujo junto a su voluminoso compinche, que se trataba de entradas que correspondían a la impresión de un boletaje adicional que se hizo por acuerdo de junta directiva, de tal suerte que esta acción aparentemente generosa no generaba ningún perjuicio al club.
Sin embargo, quienes de alguna manera se encuentran involucrados con el fútbol eran conscientes que esto no podía ser cierto, nadie en el futbol profesional regala entradas por acuerdo de una directiva o por que se le ocurre a un dirigente, por el contrario, la salida y venta de entradas está fiscalizada por el ente organizador que, en este caso, es la Asociación Deportiva de Futbol Profesional.
Por ello es que inmediatamente el Vicepresidente del club galvista desmintió al titular de la Región y dijo que no existía impresión adicional alguna sino que se recibió la petición de tres empresas que cancelaron el importe de tres mil entradas y esos fueron los boletos que regaló el presidente regional en las calles.
Una vez mas César Álvarez le mintió a los medios de comunicación y a la gente misma a la que repartía boletos por doquier, se descubría que había montado toda una fanfarria para mostrarse como un falso benefactor del aficionado al futbol, regalando entradas para una competencia que siempre genera expectativa y congrega a las masas, esas que ahora pretende que lo apoyen en una próxima elección, a costa de la compra de entradas con fondos cuyo origen es un verdadero misterio.
Justamente, este es uno de los extremos que las autoridades deberían poner interés en averiguar e indagar por el trasfondo que existe en las dádivas que entrega un político que hace uso de un cargo público y al que se le añade ahora una posición electorera que siempre genera suspicacia en el manejo de los recursos de campaña.
Nos explicamos, si está claro que el Club José Gálvez ha concretado la venta de entradas a tres empresas y esos boletos fueron a parar a manos del presidente regional para que las regale al público, quiere decir que allí existe la dádiva de una empresa privada a una autoridad o funcionario público, un indicio de corrupción.
Nadie ha señalado y dudamos que ahora quieran hacerlo, en identificar a las empresas que adquieren estas entradas y las entregan a titulo gratuito a César Álvarez para que ésta las regale al público, no se sabe quienes son sus propietarios, se desconoce cuales son sus vínculos con el presidente regional y, lo mas importante, si han tenido vinculo o trato comercial con el Gobierno Regional.
De ser este el caso estaríamos frente a una figura delictiva, no solo tendríamos que sujetarnos al fácil argumento que cada quien regala lo que quiere o, lo que es lo mismo decir, hace con su plata lo que le da la gana. Por allí escuchamos decir que si Cesar Álvarez quiere regalar entradas puede hacerlo por que al fin y al cabo se trata de su dinero que quiere compartirlo con la afición, sin embargo, ya se sabe que no se trata de su peculio, por el contrario, está de por medio la intervención de desconocidas empresas que realizan importantes aportaciones para que ellas puedan servirle a los objetivos del presidente regional, algo tan oscuro como el hecho mismo que se pretenda ocultar quienes están detrás de este sistema.
Sin embargo, se trata de la misma y turbia modalidad que ha puesto en boga el presidente regional para no tener que justificar la ostentación de bienes y dinero de los cuales ahora hace gala, para poder salir al paso de las preguntas incómodas respecto a la nueva posición económica de la que hace gala desde que asumiera la función pública.
Recordemos que al destaparse el escándalo de las camionetas que utilizaba el presidente regional y su esposa, las cuales eran de propiedad de empresas o personas vinculadas a su entorno, éste respondió a la prensa que se trata de bienes que se lo prestan sus amigos, una respuesta similar a la que utilizó para justificar el apoyo al Club Sport Ancash el año pasado o para responder a las campañas millonarias de regalos que hace en las temporadas de Navidad y otras a sectores populares en donde antes que la bondad o la solidaridad lo que busca y espera son los votos que le pueda significar la falsa imagen de un benefactor.
Tal como lo dijimos en esta misma columna cuando se entregó las riendas del Club al presidente regional y al gerente de la Sub región Pacífico, lo único que se estaba buscando es la perniciosa utilización de una institución deportiva con fines netamente politiqueros y el tiempo nos está dando la razón.
La presencia de César Álvarez en las calles regalando entradas para los partidos que le corresponde al Club José Gálvez no es una acción repentina y espontánea, por el contrario, se trata de una medida concebida y planificada con antelación, una idea maquinada con los objetivos politiqueros que ya todos conocemos en Chimbote.
Seguramente muchos no le verán de esa manera por que cuando hay de por medio algo de regalo se dejan de lado las particularidades, sin embargo, es innegable que de esta forma solo se está pervirtiendo el futbol, se manosea con objetivos electoreros una competencia deportiva que siempre estuvo y está al margen de la política. Creemos que eso ya lo ha percibido la gente y solo sonríe y mueve la cabeza cuando observa a un candidato desesperado regalando a manos llenas a la espera de votos.

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