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domingo, 6 de diciembre de 2009

Una mujer esperó ocho horas en una ambulancia para ser atendida


Fue traída delicada desde Huaraz y no fue recibida en el Instituto de Ciencias Neurológicas.

Fuente; peru21.pe Domingo, 06 diciembre de 2009

Julia Anaya estuvo toda la madrugada afuera del hospital. (Piko Tamashiro)

A su llegada debía ser internada en el Instituto Nacional de Ciencias Neurológicas (INCN), en Barrios Altos. Sin embargo, Julia Valeria Anaya Fernández (40) fue recibida por la llovizna limeña y con las puertas cerradas del nosocomio. La paciente fue atendida casi ocho horas después y solo por la intervención del ministro de Salud, Óscar Ugarte.

Julia Anaya, quien fue trasladada en una ambulancia desde el Hospital Víctor Ramos Guardia de Huaraz (Áncash), llegó a la una de la madrugada muy delicada de salud. Según informó un familiar, la semana pasada se cayó de un escalón de cuatro metros de altura. Su diagnóstico: traumatismo a nivel de la columna cervical.

Durante las casi ocho horas de espera en la calle, dentro de la ambulancia, la enfermera Judy Arana, quien acompañó a la paciente desde Huaraz, se preocupó porque la provisión de oxígeno resultó insuficiente. “Estuvo cinco minutos sin aire”, manifestó.

Afortunadamente, la paciente se mantuvo estable y no fue víctima de un paro respiratorio, lo que podría haberla llevado a la muerte. Según Arana, los médicos de guardia le informaron que no había cama. Ella responsabiliza por negligencia a Jorge Medina, director del INCN, con quien se realizó la coordinación.

JALÓN DE OREJAS. Divulgada la mala noticia por la radio, el ministro Ugarte se comunicó con las autoridades del centro de salud y exigió la atención inmediata. “Los hospitales están obligados a coordinar con otro nosocomios de la red para buscar una solución”, dijo.

Cerca de las ocho de la mañana, la paciente fue recibida en el área de emergencias. “Nos dijeron que el lunes (mañana) la atenderá el doctor especialista, mientras está recibiendo oxígeno”, contó a Perú.21 su hermano Crispín Anaya Fernández.

Fuentes de dicho nosocomio señalaron que se preparará un informe que será remitido al ministro de Salud. Mientras, el titular del sector afirmó que supervisará el caso.

Más énfasis en educación, infraestructura y ambiente

Finalmente, es imprescindible afirmar la institucionalidad democrática, así como un sistema político estable que garantice la seguridad jurídica y la paz social. No solo hay que fijar y respetar las reglas de juego sino también asegurar niveles óptimos de predictibilidad a los agentes económicos y la ciudadanía en general. No hay desarrollo sin inversiones y no hay inversiones sin confianza en el país.

EDITORIAL

Fuente: elcomercio.pe Domingo 6-12-2009

Según el último informe del ránking Doing Business del Banco Mundial, hemos subido del puesto 65 al 56 (el segundo país en mayor avance de la región, detrás de Colombia), lo que significa que ahora es cada vez más fácil hacer negocios en el Perú.

Es una buena noticia, compatible con la positiva curva de crecimiento económico y recepción de inversiones de los últimos años. Sin embargo, aceptado ello, es también evidente para los peruanos que nos queda mucho por hacer para afirmar esta tendencia de crecimiento y consolidarnos en la ruta del desarrollo que beneficie a las mayorías.

Efectivamente, el ránking que evalúa las ventajas y trabas que ofrece un país a los inversionistas que desean abrir nuevos negocios resulta una manera de medir la competitividad. Así, se monitorea desde el tiempo que toma conseguir una licencia en un municipio, las dificultades para tributar y acceder al crédito, proteger al inversionista y liquidar una empresa, aspectos en los que el Perú es aún deficitario.

Al respecto, es saludable que el ministro de Economía, Luis Carranza, haya anunciado la voluntad del Gobierno de mantener los niveles de inversión pública entre 6% y 7%, además de acelerar la transferencia de recursos a las municipalidades, siempre y cuando estos cumplan metas objetivas en su ámbito.

¿Es esto suficiente? Pues no. Como coinciden Carranza y el renombrado economista estadounidense Michael Porter, el riesgo de que se revierta lo avanzado persiste como una espada de Damocles en tanto no se asegure la sostenibilidad del modelo económico. Es urgente y necesario generar las capacidades para que el Perú pase de tener un sistema de crecimiento económico basado en las exportaciones primarias, principalmente mineras, a uno que ponga énfasis en la producción de bienes con valor agregado.

Pasar a la nueva etapa de generar más valor implica tomar decisiones trascendentales y firme voluntad política. Ante todo tiene que invertirse en capital humano a través de educación, innovación e investigación, como lo han hecho los países del primer mundo. Se trata no solo de satisfacer un derecho humano básico a la educación universal, en lo que el Estado no puede eludir su responsabilidad, sino también de formar técnicos y profesionales competentes que se integren al engranaje de la producción y la competitividad.

Asimismo, para dar el salto cualitativo hacia el desarrollo el Estado debe orientar la inversión pública a reducir el déficit de infraestructura, equivalente a unos 30 mil millones de dólares, que dificulta la integración, la comunicación y el dinamismo económico. En ello es importante promover la participación del sector privado, a través de concesiones y asociaciones público-privadas.

Otra condición indispensable para el desarrollo sostenible es la implementación de políticas que integren la responsabilidad social y la preocupación por el medio ambiente. En la víspera de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en Copenhague, este es un tema fundamental vinculado al crecimiento económico que pone en entredicho los modelos de desarrollo y afecta la misma supervivencia de los países.

Finalmente, es imprescindible afirmar la institucionalidad democrática, así como un sistema político estable que garantice la seguridad jurídica y la paz social. No solo hay que fijar y respetar las reglas de juego sino también asegurar niveles óptimos de predictibilidad a los agentes económicos y la ciudadanía en general. No hay desarrollo sin inversiones y no hay inversiones sin confianza en el país.