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lunes, 22 de junio de 2009

Los firmes lazos de la memoria.

Relación entre los awajun y los mochicas

Perú integrado. Una fluida y notable tradición de intercambio cultural unió Costa, Andes y Amazonía a lo largo de nuestra historia precolombina. ¿Cómo y por qué se perdió ese contacto?

Por: Manuel Cornejo Chaparro*

Quizás necesitemos descolonizar nuestra mirada para dejar de ver a la Amazonía desvinculada y al margen de los procesos de formación de las grandes civilizaciones andinas y costeñas. Tal estereotipo resulta ajeno a lo sucedido en los últimos cinco mil años: desde Caral han existido relaciones interétnicas con la Amazonía, allí se han encontrado flautas de hueso de pelícano con imágenes selváticas y también restos de achiote, una planta de origen tropical. En Pativilca, cerca de Caral, Rebeca Carrión Cachot encontró un ceramio con motivos selváticos: ¿podría tratarse de una representación de algún mito de origen amazónico?, o en todo caso ¿un mito panandino que conserva su huella en los relatos orales de la selva?

Hay que recordar que Chavín, Wari y Tiahuanaco tuvieron una marcada influencia selvática manifestada en el uso extensivo de jaguares, reptiles y monos en sus representaciones artísticas. También existen evidencias del uso y consumo de productos provenientes de la Amazonía que se adaptaron a los Andes y costa desde épocas muy antiguas: restos de coca han sido hallados en complejos funerarios costeños que datan de unos cuatro mil años. Entre 850 y 500 a.C. ya se cultivaban en la costa varios productos de origen amazónico como maní, calabaza, palta y yuca. La wayusa, una hierba emética y purificadora de origen jíbaro —se toma en grupo para compartir los sueños antes del amanecer—, ha sido encontrada en restos tiahuanaco. La aparición de dichos productos en áreas tan alejadas nos permite afirmar que los pueblos andinos y costeños sostenían un intensivo intercambio con los pueblos amazónicos.

Comercio precolombino

Es conocido que el intercambio de elementos rituales como el Strombus (pututo) y el Spondilus (mullo) empezaban en el sur de Ecuador y seguía hacia la costa y sierra peruana, pero según Donald Lathrap, este intercambio proseguía hacia las cuencas del Marañón, Huallaga y Ucayali. Según este autor, existen otras evidencias de este intercambio, como las muñecas de chonta encontradas en Ancón —parecidas a figurinas de Mesoamérica— y el mate burilado de Huaca Prieta que tiene la materia prima y el estilo de las culturas amazónicas.

Daniel Morales Chocano descubrió en el río Chambira (Loreto y Ucayali) una cultura de alfareros tempranos que existió entre 2500 a.C. a 1000 a.C. Este investigador encontró botellas de doble pico y asa puente, y un buen número de figurinas de arcilla cocida mostrando cráneos deformados con una antigüedad superior a Chavín, lo que indicaría que estas actividades culturales serían propias y más antiguas en la Amazonía, y que desde esta región se difundieron hacia las sociedades del formativo de los Andes centrales.

Este autor afirma que es necesario buscar nuevos indicios en el lado amazónico donde hay un gran número de sitios importantes como Pacopampa, Pandanche y otros con evidencia de estilos alfareros bastantes tempranos, donde el río Marañón se convirtió en una importante vía de intercambios culturales que conectó sitios como Bagua, Chinchipe, Cerezal y otros. Este espacio geográfico plantearía una revisión de los postulados que se manejan sobre el Formativo de los Andes centrales.

Tarama, cultura de síntesis

No cabe duda de que la ceja de selva, también llamada montaña, constituyó en épocas ancestrales el lugar propicio donde se difundieron y entrelazaron intercambios en los niveles productivos, sociales, religiosos y simbólicos. Las investigaciones realizadas por Julio C. Tello nos confirman que las sociedades de ambas áreas compartían símbolos y universos culturales muy cercanos, para que ello ocurriera tuvieron que haber diversos préstamos culturales desde tiempos ancestrales. Una muestra de ello es la cultura Tarama, ubicada en las cercanías de la ciudad de Tarma, que contiene una síntesis de elementos andinos y amazónicos.

Unos ancianos yanesha (un pueblo indígena de la selva central) recorrieron diversos paisajes andinos y costeños acompañados de Richard Chase Smith. Estos ancianos reconocieron una treintena de casos de ancestros importantes —conocidos como Yompor— que se originaron o participaron en hazañas en zonas andinas sobre los 3000 m.s.n.m. Ellos encontraron el templo de Yompuer, el padre de los yanesha —mitad persona, mitad piedra— dentro de un cerro, en las cercanías de Tarma, mientras que recordaron que Carhuaquesh-Entataquesh llegó desde la sierra alta con gente yunca y ubicaron su templo junto al de otros personajes míticos, en los nevados de Ticlio. Más abajo, frente al mar de Pachacámac apreciaron la morada del abuelo Yos, que es el que anima la vida en la tierra.

¿Amnesia social?

Según Terry Eagleton existen ciertas regiones del mundo —la Amazonía es una de ellas—, sobre la que se construye una eterna amnesia social que impone la necesidad de redescubrirla cada cierto tiempo, imponiendo órdenes y categorías ajenas a ella. Quizás necesitemos volver tras nuestros pasos, como los yanesha, para develar lo que está ahí y no vemos, o escuchar los viejos cantos de los maestros yaguas que persiguen el sonido de los quipus —que no solo son piezas de museo sino que se empecinan en entrelazar historias y rescatarlas de nuestro silencio—. Que los pueblos indígenas amazónicos contribuyeron enormemente a la construcción de lo que ahora conocemos como Perú, no hay ninguna duda: lo importante es que no tropecemos nuevamente con el olvido —igual que en muchos libros y tantos discursos— y podamos incluirlos nuevamente, como al inicio de nuestra historia.

[*] Investigador del Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica (CAAAP)

Mitos jíbaros, imágenes mochicas

Jaime Regan s.j. ha estudiado la relación entre algunos mitos jíbaros y la iconografía mochica, (ya en 1923, Julio C. Tello había analizado varios mitos amazónicos para interpretar la iconografía andina). En el mito awajun, Ugkaju, un cangrejo gigante ayudado por varias especies de peces y una especie de hormiga, katsáip, hacía la guerra contra las aves grandes. Cuando atacaban a las aves, el cangrejo mandaba a las hormigas, que eran sus perros guardianes, para que las mordieran. También llamaba al agua que, con sus olas, las tumbaban y ahogaban. Como afirma Regan, la cultura jíbara podría ayudarnos a entender mejor algunas tradiciones mochicas, y la iconografía mochica podría abrirnos una ventana a la historia de los jíbaros.

Quipus amazónicos

En un reciente trabajo, Jean Pierre Chaumeil establece posibles conexiones entre el sistema de los quipus andinos y quipus amazónicos utilizados en contextos rituales en ciertas regiones amazónicas. Para el reconocido antropólogo, las cuerdas rituales entre los yaguas de Loreto desarrolla la idea de un sistema abierto y combinado entre imagen y palabra, pero de manera más abstracta y compleja. Brinda además información sobre el proceso de memoria de ciertos eventos del pasado. Se trata de una cuerda trenzada, nëyúpasara, de varios metros, realizada por un cantor profesional o maranu, sobre la cual se disponen varias series o grupos de nudos con ocasión de los grandes rituales de iniciación masculina.