Han acordado que el 30 de agosto de este año se iniciará las obras de construcción, juntamente con una Gran Kermesse a cargo del Comité de Damas que preside

Después de su exitosa reunión con motivo de
Han acordado que el 30 de agosto de este año se iniciará las obras de construcción, juntamente con una Gran Kermesse a cargo del Comité de Damas que preside
Después de su exitosa reunión con motivo de
Eso sí: el Ejecutivo en su conjunto tendrá que evitar caer en un entrampamiento, a causa de insistir en demasiadas enumeraciones de obras, proyectos, cifras, perfiles, volúmenes de inversión, que cumplen acaso con los requerimientos típicos de un mensaje de primer ministro, pero que no acompañan, por ejemplo, promesas de efectividad y satisfacción del gasto en los cruciales campos de la educación, la salud y la seguridad ciudadana.
elcomercio.com.pe 11 de agosto de 2009
Por: Juan Paredes Castro
Contra lo que se esperaba, el mensaje del primer ministro apenas logró tocar tierra. Pasó tan de largo que más de uno se pregunta dónde lleva el tren de aterrizaje.
Esta es la conclusión promedio de quienes vimos y escuchamos ayer a Javier Velásquez Quesquén, encapsulado en una visión de generalidades y omisiones, muy lejos de lo que el propio discurso del presidente Alan García demandaba: que alguien (quién mejor que su primer ministro) le pusiera ruedas a la nave de contenido social que hábilmente exhibió el 28 de julio pasado, como una promesa seria de llevar dinero y eficiencia administrativa del Estado al último rincón del país.
Velásquez Quesquén nos confía ahora que el plan de ejecución ausente en su mensaje lo pondrá cada sector del Gobierno y que él personalmente lo supervisará. Todo un compromiso que no es poca cosa desde su responsabilidad política.
De esta manera, el primer ministro añade a la hoja de ruta de García la suya propia, lo que hace que nos preguntemos quién por fin va a ponerle dirección y brújula a una de ellas o, en lo que es más complejo, a las dos juntas. Si son los ministros, como advierte Velásquez Quesquén, tenemos que saberlo cuanto antes. Si el pleito es de ellos, tendremos que pedirles cuentas, con todo el rigor que merecen.
Eso sí: el Ejecutivo en su conjunto tendrá que evitar caer en un entrampamiento, a causa de insistir en demasiadas enumeraciones de obras, proyectos, cifras, perfiles, volúmenes de inversión, que cumplen acaso con los requerimientos típicos de un mensaje de primer ministro, pero que no acompañan, por ejemplo, promesas de efectividad y satisfacción del gasto en los cruciales campos de la educación, la salud y la seguridad ciudadana.
A la luz de las omisiones señaladas, el Gobierno deberá apresurar el diseño de un plan de ejecución absolutamente transparente si quiere, en verdad, salvar el discurso presidencial y rellenar los vacíos del mensaje del primer ministro.
Solo así estará más cerca de gerenciar eficientemente el país, evitando desgastarse en palabras y acentuando, más bien, la obtención de resultados que definitivamente van a expresar un mejor voto de confianza que aquel que puede conceder el Congreso cada vez que se lo piden.
"Si no actuamos, el cambio climático intensificará las sequías, inundaciones y otros desastres naturales", aseguró el secretario general.
"La escasez de agua afectará a cientos de millones de gente. La malnutrición va a arrasar con gran parte de los países en desarrollo. Las tensiones se agravarán. Y los disturbios sociales -incluso la violencia- podrían seguir", agregó.
Ban dijo que los países industrializados deberían comprometerse a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 25% y 40% por debajo de los niveles de 1990.
Y también llamó a los países en desarrollo a realizar acciones "mensurables y verificables" para reducir las emisiones.
La Cumbre de Copenhague en diciembre prevé la negociación de un nuevo tratado para el clima de ONU, que busca reemplazar al Protocolo de Kioto que expira en 2012.
Sus palabras recogen la preocupación expresada en Bonn, Alemania, donde unos mil funcionarios de Naciones Unidas buscan allanar el camino para la adopción de un nuevo tratado.
El objetivo de esta conferencia es reducir el número de borradores y acortar el texto.
Y el tiempo se empieza a acabar.
"Tenemos un documento de más de doscientas páginas plagado de paréntesis cuadrados, es decir, lleno de asuntos no resueltos. Me preocupa pensar de qué manera vamos a reducirlo a todo a un lenguaje comprensible en el escaso tiempo que nos queda para negociar", aseguró Yvo de Boer, el funcionario para el clima de mayor rango en Naciones Unidas.
Los 119 días que quedan para la cumbre pueden verse como la cuenta regresiva para la explosión de una bomba.
Así se traduce, de manera gráfica, lo que significan una enorme cantidad de intereses divergentes, escaso tiempo de discusión, y un documento complicado sobre la mesa y problemas de financiación.
Las naciones industrializadas exigen que todos los grandes contaminadores del mundo - léase China e India - estén incluidos en cualquier acuerdo.
Sin embargo, las naciones en desarrollo insisten en que la mayor parte de los gases que producen el efecto invernadero proviene del mundo industrializado.
El otro motivo de tensión es el que se relaciona con la ayuda financiera que el mundo en desarrollo dice necesitar para lidiar con los efectos del cambio climático.
Estos países creen que las naciones que son responsables por los nuevos patrones climáticos tienen la obligación de ayudar a los países que los sufren.
De Boer, instó a los gobiernos a hacer "progresos concretos y sustanciales" para sustituir al Protocolo de Kioto.
(FIN) INT /RRR