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domingo, 2 de agosto de 2009

Un periférico y un metro en Lima acabarían con el caos

Además del Metropolitano, la capital requiere más obras para terminar con el tráfico. Los expertos coinciden en la urgencia de implementar un anillo vial que evite entrar al Cercado.

peru21.pe Domingo, 02 agosto de 2009

La vía de alta velocidad uniría el Callao con La Molina. (Perú.21)

Por: Fabricio Escajadillo

Es probable que, al acabar su jornada de trabajo y manejar a su casa, el alcalde de Lima piense que el caos vehicular del centro solo es producto de las obras municipales que, quizá, concluyan a mediados del 2010. Tal vez, mientras él también padezca atolladeros y bocinazos al avanzar hacia el zanjón, se consuele con la idea que tal situación será reducida a nada cuando ruede el primer bus del Metropolitano.

¿El señor Castañeda ha considerado que la ciudad necesitaría otras obras para acabar con el tráfico? ¿Servirá solo el Metropolitano y el Tren Eléctrico? Perú.21 buscó la opinión de expertos en transportes y ellos coincidieron en la ejecución de proyectos de mayor envergadura para terminar con el problema.

Juan Carlos Dextre, profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú; Miguel Sidia, consultor del Instituto de Tránsito y Transporte de Lima (ITL); Luis Quispe, director de la ONG Luz Ámbar; Juan Tapia, del Centro de Investigación y Asesoría del Transporte Terrestre (Cidatt), y Fernando Tarquino, especialista del Colegio de Ingenieros del Perú, nos dieron sus sugerencias.

EVITAR EL CENTRO. Los especialistas recordaron que, a inicios del 2000, el ingeniero Miguel Ángel Torres planteó a la Municipalidad de Lima un proyecto que hoy ya funciona en otras ciudades con como Madrid o México DF: construir un periférico que, al ir de cono a cono, evite transitar por el Cercado de Lima. Este plan fue desestimado por las autoridades.

La propuesta era construir una vía de alta velocidad que una el Callao con La Molina (ver infografía). Es decir, que se inicie en el cruce de la Av. Faucett con Canta Callao, para seguir hasta la Panamericana Norte.

Allí, dos túneles de siete kilómetros atravesarían cerros de Independencia y de San Juan de Lurigancho, para desembocar en la autopista Ramiro Prialé, y, más tarde, en la Carretera Central. Luego, la vía se conectaría con la Panamericana Sur y con la avenida Javier Prado.

Si recorrer este tramo dura hoy hasta hora y media, con esta obra apenas demoraría de 20 a 30 minutos. Incluso, el transporte de carga que sale del Callao demoraría 15 minutos en llegar a la Carretera Central. Hoy un camión puede hacer ese trayecto hasta en hora y media.

Además, se promovería la construcción de terminales interprovinciales y del Gran Mercado Mayorista. Asimismo, se simplificaría el tránsito alrededor del estadio Monumental.

El costo bordearía los US$400 millones y beneficiaría a la mitad de la población de Lima. Su construcción no demoraría menos de cinco años.

EXPANDIR EL COSAC. Todos los expertos coincidieron en que, si bien es necesaria la conclusión del Corredor Segregado de Alta Capacidad (Cosac) – mejor conocido como el Metropolitano – dicha obra solo atendería el 8% del transporte público en la ciudad.

Resulta imprescindible elaborar un sistema de transporte masivo a gran escala, que se expanda por las arterias donde los servicios tradicionales ya no representan una solución al tráfico. Las avenidas Túpac Amaru o Pista Nueva, por ejemplo, actualmente tienen un promedio de pasajeros/hora que ya superó los 25 mil.

La idea de los expertos es unánime. Primero, expandir el zanjón de Paseo de la República tal y como señala el plan original: desde San Juan de Miraflores, por el sur, hasta la zona de Carabayllo, por el norte.

Segundo, implementar un metro bajo y sobre las principales arterias limeñas, lo que significaría no solo mejorar la ecología de la urbe, sino contar con un servicio de transporte moderno, rápido y económico.

No obstante, los expertos coinciden en que se trata de un proyecto costoso. En los últimos dos años, una de las ampliaciones hechas en el metro de Santiago de Chile (de menos de 20 kilómetros) le costó al Gobierno de ese país casi 2 mil millones de dólares.

Sin embargo, esa inversión generó un ahorro del doble de tiempo por viaje, y una gran baja en el costo de los pasajes urbanos santiaguinos.

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