Existen hombres que trascienden su época, dada la esencia de sus actos y sus ideas que marcan inmutablemente el derrotero del éxito y el progreso en el quehacer de sus pueblos. Armando Moreno Romero forma parte de esa pléyade excepcional. Visionario, apasionado, creativo y luchador hombre de negocios, rubricó una admirable y extensa página de hechos paradigmáticos en el mundo de los negocios, cristalizando sus sueños y ganándole la partida a los acontecimientos que estaban por venir. Permítame retrotraer algunos hitos de su luminoso trayecto y evocar con nostalgia el vívido recuerdo del “Urbano” Soledad – Centenario - Monterrey que junto a nuestras ilusiones juveniles nos trasladaba cotidianamente a la G.U .E “La Libertad ” y por las noches ofrecía paseos por la ciudad, para las entrañables familias huarasinas. De esa época datan Automotores Ancash, Distribuidora de autos Volkswagen y el cine Tarapacá, el que Posteriormente, como homenaje póstumo a la partida de su única hija en la aciaga catástrofe de 1970, optó el nombre de Soraya.
Paulatinamente surgieron las filiales en Casma,
Chimbote, Trujillo, Huacho y Lima, su espíritu emprendedor e irrebatible lo llevó también a conquistar con éxito el mercado norteamericano. Las inauguraciones de las representaciones de National, Toyota y Volvo en modernos locales revolucionaron la vida comercial de la ciudad.
Del mismo modo, su incursión en el mundo de las comunicaciones nos permitió contar con Radio Ancash, Prensa Ancashina y Canal 2 AMR – TV. Órganos de prensa gravitantes en la región. Últimamente, sumó a la lista de sus negocios las representaciones de Hyundai, Kia y vehículos de procedencia China, además de la fabricación de agua mineral “Santa Teresa”.
Probablemente he incurrido en serias omisiones y es factible que la secuencia de aparición de las mismas no sea exacta, en realidad sólo he intentado hacer una breve síntesis de la amalgama de acciones y empresas fundadas y lideradas por don Armando, y con ello recoger el cúmulo de lecciones que nos ha dejado como prueba elocuente de su visión, trabajo y esfuerzo permanente, que hoy se postulan como dogmas de desarrollo para las nuevas generaciones.
Viene a mi mente, otro aspecto de su persona, su carisma, don de gente y enorme vocación social. Eminentemente institucionalista no escatimó esfuerzos para brindar ayuda a quienes más lo necesitaban, instituyendo la entrega de víveres y regalos en conmemoraciones de fin de año o Fiestas Patrias; lo distinguió asimismo una permanente y profunda preocupación por el desarrollo de la zona a la que sirvió incansablemente. En su vida familiar, fue ejemplo de padre y esposo ejerciendo con rectitud la formación de sus hijos, gozó por todo ello del aprecio y simpatía de cuanta persona conoció.
Sin duda, sus altas cualidades personales unidas a su entrega al apasionante mundo de los negocios, como medio promotor de desarrollo, constituyen una lección edificante de vida y destacan una trayectoria digna de encomio y admiración. Con Armando Moreno Romero cobra vigencia aquel proverbio que expresa: “el futuro pertenece a aquellos que creen en la belleza de sus sueños”. Don Armando Moreno Romero no ha muerto, sigue latente como hombre preclaro y visionario.
Carlos López González
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