"//pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js">

BUSCADOR TEMATICO o AVISOS CLASIFICADOS

Búsqueda personalizada

sábado, 19 de diciembre de 2009

Clima: latinoamericanos dentro y fuera de círculos de decisión en Copenhague


Miembros de la delegación brasileña durante la conferencia sobre el clima de Copenhague, el 19 de diciembre de 2009.  Foto:attila kisbenedek/AFP

Foto AFP: Miembros de la delegación brasileña durante la conferencia sobre el clima de Copenhague, el 19...

COPENHAGUE (AFP) - Cinco presidentes latinoamericanos, y numerosos vicepresidentes o ministros, participaron en la cumbre de Copenhague sobre el clima, pero mientras unos eran invitados en los exclusivos círculos del poder, otros mostraban su indignación por ser siempre los excluidos.

19 de diciembre de 2009, 11:31 AM

Las horas decisivas en la negociación del Acuerdo de Copenhague transcurrieron en una sala donde el presidente estadounidense Barack Obama negociaba con los mandatarios de potencias emergentes, entre los que se hallaba el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva.

Para Paulo Adario, responsable de Greenpeace Brasil, la cumbre de Copenhague marcó un giro en la actitud de su país en la escena internacional.

"Brasil siempre ha jugado un doble juego. Es un país esquizofrénico, arrogante y rico cuando se trata de cuestiones de mercado en la OMC, y pobre y humilde cuando quiere pedir dinero para cuestiones medioambientales", explicó a la AFP.

Sin embargo en la cita danesa, Lula sorprendió, no sólo con su determinación a no reclamar financiación internacional para sus medidas de lucha contra el cambio climático, sino anunciando que está dispuesto a ayudar con sus propios fondos a los países más pobres.

Fue "un movimiento políticamente muy interesante porque le permitió no ser visto como una amenaza o un competidor por las naciones más desfavorecidas", dijo Adario. Esta posición le dio la legitimidad necesaria para tender puentes entre ricos y pobres, considera.

"Brasil empieza a entender que no puede tener todo el tiempo los pies sobre dos bloques de hielo que se derriten y que en algún momento deben elegir", añadió.

Ese momento fue la cumbre de Copenhague, donde Lula optó por alinearse claramente con los grandes, según este ecologista con gran experiencia las negociaciones multilaterales.

Este alineamento tuvo sin embargo un precio, el de tomar distancias con países aliados como Bolivia, Venezuela y Cuba, cuya indignación por ser una vez más excluidos de los procesos de decisión quedó ilustrada en el debate final la cumbre.

Un alto negociador brasileño, agotado y abatido, que aprovechaba una de las suspensiones del áspero debate para ganar unos minutos de sueño, reconocía que "estos países están indignados porque nunca se los invita a este tipo de discusiones".

"Al comenzar la cumbre ya habían avisado de que ejercerían un bloqueo si se tomaba una decisión entre unos pocos", recuerda.

Otros países latinoamericanos desempeñaron un papel más discreto en la reunión, aunque no por ello menos importante, como México, anfitrión de la próxima conferencia en 2010, que tras años promoviendo su proyecto de Fondo Verde, vio la iniciativa materializada en el Acuerdo de Copenhague.

Ese Fondo pretende incluir a todos los países, industrializados o no, con aportaciones en materia ambiental adaptadas a sus posibilidades.

"México ha tenido en los últimos tiempos una actitud proactiva, de presentar iniciativas", celebra Pablo Cotarelo, de la ONG española Ecologistas en Acción.

Como organizador de la próxima negociación "esperemos que sea imparcial, porque no sería bueno que la influecia de Estados Unidos sea demasiado excesiva", advierte.

Otras de las iniciativas latinoamericanas que despertaron el interés de esta conferencia fue el proyecto ecuatoriano Yasuní-ITT.

Consiste en dejar de extraer 846 millones de barriles de crudo en un campo petrolífero situado en una de las mayores reservas de biodiversidad del planeta, en plena selva amazónica, para evitar la emisión de unos 407 millones de toneladas de CO2.

Ecuador propuso asimismo un "ecoimpuesto" a las exportaciones de petróleo para hacer bajar la demanda y por tanto las emisiones.

Colombia defendió por su parte que los grandes consumidores de cocaína le paguen compensaciones por la destrucción de la selva causada por los cultivos de droga.

No hay comentarios: