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sábado, 12 de septiembre de 2009

Gastronomía y amarga verdad


Es bueno comentar la verdad aunque nos duela, pero la lucha que tenemos que afrontar es mucho mas grave que la lucha en el Vrae, en el Vrae solo hay medio millar de mercenarios bien armados, pagados por los Carteles de la mafia, en nuestra lucha hay millones de pobres y hambrientos ciudadanos, atrapados por batallones sectarios, sin opción a razonar, apoyados por los programas sociales que manejan nuestros gobernantes. Estoy seguro, que de donde se mire, se dirá, que no tenemos porque estar así, es necesario liberar al pueblo de los grilletes que les aprisionan, para tener gobernantes con calidad de estadísta.
¡Viva el Perú carajo!

Por Américo Rodríguez Osorio
¿Una directa, verdad?

Definitivamente, a muchos les llena de orgullo el articulo publicado por el chileno Cesar Fredes en el diario La Nación de Chile, que con mucha sutileza levanta el ego peruano y nos dice con entibiadas palabras, pero muy directamente, que tenemos una de las mejores gastronomías del mundo, pero que somos un país de pobres, que por centurias hemos vivido pobres, que ser pobres es nuestra costumbre y nuestra vida, y que el fulgor de Imperio Inca, fue un espejismo para suerte de los peruanos, que consecuentemente nuestra pobreza ha obligado a nuestros pueblos, a utilizar las distintas yerbas que encontramos en nuestras comarcas para cambiar el sabor insípido del trigor norteamericano, para que en algo se asemeje a un churrasco o manjar. Además nos dice, que desde el Imperio Inca tuvimos el mismo tiempo que tenemos ahora para el ocio, es que siempre también fuimos y somos un país de ociosos, pero que este ocio ha sido un ocio fructífero que nos ha permitido tener una excelente cocina y que seguimos avanzando y desarrollando en el mundo esta pasión y potencial peruano, gracias al tiempo y ocio excesivo que disponemos, en esta forma, además de decirnos que nada podemos extrañar ni padecer, porque como pobres y ociosos, estamos acostumbrados a vivir así; pudo habernos dicho también, que nuestros recursos naturales no nos importan y por eso están en venta, lógicamente que como ociosos de nada nos sirve, igual, que totalmente somos un pueblo joven y por eso tenemos los gobernantes y autoridades que nos merecemos.
¿Somos los mejores en Sudamérica?
En contraste, el Presidente de la Nación nos dice, que somos un país que no le afecta la crisis, que tenemos reservas suficientes hasta para donar, que al Perú le chorrea el dinero, que los sacrificados e inteligentes esfuerzos del gobierno están eliminando el desempleo y el hambre, que nos estamos insertando en el comercio mundial, que somos el país estratégico del mundo, que el analfabetismo ya desaparece junto con la incultura, ¡ya no ya!, que tenemos la suerte de tener este gobierno recontra eficiente, por eso tendremos una avalancha de capitales, que el enfrentamiento con el pueblo son minúsculos errores políticos provocados por los perros...del hortelano, que es una calumnia decir que hay hambre en la patria, porque a los comedores populares que van aumentando, se les atiende puntual y diariamente con trigor, que la producción agropecuaria es suficiente y va creciendo con productos de exportación, que vivimos en el país de las maravillas, se los juro por los 40 de los míos y no de Ali Baba, ni de Fujimori , que tenemos gas, petróleo y minas para vender, con esta venta esta asegurado la electrificación y agua para todos los pueblos jóvenes de Lima Metropolitana y Callao, porque los pueblos del interior están acostumbrados a aguantar, que esto no es una jugada política sino la obligación de gobernante, porque este genio no es solo para beneficiar a todos los peruanos, sino también al mundo entero, igual nos dice que no cae ni es gordo, después nos dirá que Fujimori es inocente, luego chao me voy, me encanta Paris.
¿La verdad, del chileno o del Presidente peruano?
¡Esta por demás comentar quien dice la verdad!, aunque tenga sabor amargo, seria como negar la existencia de Machu Picchu, sin embargo es agradable saber que la gastronomía peruana es apreciada por propios y extraños, pero también es necesario reconocer que la gastronomía peruana no es solo producto de la cocina ancestral e hispánica, sino también es resultado de la mixtura de los potajes y sabores traídos por los inmigrantes de diferentes nacionalidades, que en nuestra tierra aprendieron a utilizar las yerbas y menjunjes de nuestra cocina ancestral, así como también se hizo la mixtura de las sangres, por eso tenemos Eurocholos y Grindios; de la misma manera también nuestros pueblos tomaron el estilo y formas de la inmigración para enriquecer la comida tradicional y darle un toque diferente de exquisitez, adaptándola a nuestro estilo e ingredientes y es la que gusta en particular casi a todo visitante.
¿Orgullo, como para gritar ¡Viva el Perú carajo!?
Alguien me escribió adjuntando y señalando que sobre el articulo chileno, encajaba exclamar ¡Viva el Perú carajo!, claro, no faltaba mas, orgullosos debemos estar de ser pobres pero excelentes cocineros, no importa quien ni como nos gobiernen, no interesa la cultura ni el trabajo, no importa la limpieza, el orden ni el respeto, tampoco la delincuencia y la mugre, para que preocuparnos del futuro, si sabemos que nuestros hijos van a comer rico, aunque sea trigor norteamericano. Es que estamos sumergidos en nuestro pequeño mundo, que en si es una cocina, en la que nos vemos obligados a utilizar, las yerbas y menjunjes saborizantes de nuestros trabajos, para sentirnos importantes, abstrayéndonos de la realidad e imaginando que somos los mas, mas, en el pueblo, el barrio o la comarca y acariciando secretamente ser congresista, como buenos hijos de la patria y si llegas a ser congresista te olvidas de donde viniste, porque vivir en Choliwood es lo máximo, por eso de algo tenemos que estar orgullosos, para olvidar nuestra parálisis y desgracia, solo así podemos darnos animo y gritar, claro que si ¡Viva la cocina!, ¡Viva el Perú carajo!.
¿Por qué Chile y nosotros no?
Refiriéndonos al desarrollo y bienestar de nuestros pueblos, debemos preocuparnos por su rumbo y como escribió el escritor chileno refiriéndose a la cocina peruana, ¡Porque los peruanos si y los chilenos no!, nosotros refiriéndonos al desarrollo y bienestar de nuestros pueblos debemos decir, ¡Porque los chilenos si y los peruanos no!, acaso esto es un imposible, existiendo para los peruanos, tantos recursos naturales como yerbas para la cocina, lo que Chile no tiene. Es que definitivamente, algo anda mal para los peruanos, y ese mal por donde lo busques te lleva a encontrar al responsable, que no es una persona sino una situación, como que todos los caminos conducen a Roma, ese mal es, el sistema de gobierno centralista, que como es, nos obliga a creer a la fuerza, que los pueblos no somos capaces de gobernarnos, por eso no hay seguridad ciudadana, sino una única fuerza de represión, aunque tengas la razón; porque somos un pueblo ignorante, que nuestros recursos, solo el poder central lo pueden manejar, por eso estamos obligados a mantenernos en la pobreza, el ocio, la ignorancia, y no reclamar, porque si lo haces eres terrorista, estamos obligados a callar el hambre y la miseria, a cerrar los ojos y voltear, aceptando que nuestros pueblos vivan de dadivas, olvidándose de trabajar, a mirar como abandonan su terruño para sobrevivir entre esteras, hasta formar un pueblo joven, y verles condenados a vegetar comiendo en un comedor popular a base de trigor, a permanecer avasallados y conformistas, a ser utilizados electoralmente por su hambre, su pobreza, sus necesidades y su ignorancia, es por este sistema centralista que ¿los peruanos no?, esforcémonos en lograr la descentralización real para decir ¡los peruanos sí!.
¿Amor a la patria?
Los jóvenes se preguntaran ¿Que es eso?, ¿Qué es patria?, y la mayoría de adultos tampoco podrán responder, porque nunca se atrevieron a enrolarse en el ejercito, como pocos lo hicimos en calidad de voluntarios, cuando el servicio militar era obligatorio, cuando se vivía en permanente tensión velica con Ecuador y Chile; que pueden comentar de la patria, si en el colegio solo aprendieron a cantar la primera estrofa del himno nacional, “la del peruano oprimido” que se les ha grabado tanto que aceptan y prefieren seguir igual. En la escuela no les enseñaron lo que dijo Bolognesi, a la patria hay que defenderla hasta quemar el ultimo cartucho, a la patria no hay que venderla. Sobre esto, otro chileno escribió, Chile no tiene porque guerrear con Perú, no tiene porque conquistar nuevos territorios, porque lo que queremos de Perú, simplemente lo compramos; claro el Perú esta en venta, de eso se encargan los gobernantes y los llamados padres de la patria o los cortesanos de palacio. Y nuestras casas, nuestra tierra, nuestra agua y nuestro cielo, también están en venta, esta es nuestra patria chica, ¡defendámosla! de los mercenarios, somos capaces, ¡gobernémonos!.
¿Tenemos sangre peruana?
En Choliwood, mas conocido como Lima Metropolitana y Callao, parece que no hay sangre peruana, solo viven artistas de diferentes nacionalidades que están en escena, por donde quiera que converses te dicen, que por sus venas corre sangre europea y que por culpa de su ama o apa, que se descuidaron, les pusieron Mamani, Rurush o Zumba, pero que les corresponde reclamar hermosas propiedades y una industria pujante en la tierra de sus ancestros, como Fujimori, que en Japón no lo quieren por ladrón, claro seria bueno que reclame una celda. Estos paisanos Eurocholos son también auténticos Grindios, definitivamente tienen sangre azul, y como no tienen sangre peruana no tienen nada que defender en esta patria, solo están para aprovechar todo lo que se puede y a como de lugar, porque esta no es su patria, porque como empresarios multinacionales, solo están de paso, y que los negocios lo hacen directamente con el dueño, porque esta patria pertenece a los gobernantes y avivatos, que la han puesto en venta con todos los habitantes y nosotros bien gracias, ¿Por qué?, porque no amamos ni defendemos la patria, empecemos defendiendo nuestra patria chica y todas las cosas buenas que hay en ella.
¡Viva el Perú carajo!
Esta exclamación, se utilizo en los últimos años de la década del 60, en los enfrentamientos futbolísticos mayormente con Chile, por la rivalidad histórica que tenemos y porque hasta esos años el Sol peruano valía su peso en oro y era estable y porque teníamos las mejores fuerzas armadas de Sudamérica, con la que llegamos a los 100 años del tratado con Chile, pero la cobardía y la traición disfrazada de cultura y cordura democrática pudo mas. Pero esta exclamación, ¡Viva el Perú carajo! es una exclamación de protesta para nosotros mismos, es un llamado a la sangre, por no poner a la patria entera y a nuestra patria chica en el carajo de la nave del desarrollo, por no ubicar a la patria en lo mas alto de nuestros sentimientos donde se encuentra el carajo de nuestras vidas, por dejarnos pisotear por los vende patria, por permitir que nuestros pueblos acepten sus consignas por un plato de trigor con sabor a churrasco, (que cada ves que los veo me dan mas asco), por no ubicarnos sobre el carajo de la nave de la patria y advertir de los escollos y peligros en su rumbo, por no ubicarnos en el carajo y orientar al pueblo para tener por gobernante un verdadero estadista, por no estar en el carajo y gritar dejemos de criar gallinas, aunque estas son buenas para la cocina, pero no para evitar que se venda la patria, por no ubicarnos en el carajo y señalar al timonel el rumbo que lleve a las nuevas generaciones a un destino mejor, para proteger a aquellas generaciones que todavía están por venir, ¡Viva el Perú carajo! es el llamado.
¡Viva Huaraz!
¡Viva Ancash!
¡Viva el Perú carajo!
El Perú por Jorge “Cumpa”Donayre
¡ Viva el Perú Carajo !
Bueno, ha llegado el momento,
el momento esperado siglo y medio,
para que desde la antigua vasija de mi canto
extraiga este grito de barro estremecido.
¡Viva el Perú Carajo!
Vivan las espumosas olas,
sobre las que llegó la historia de Dios
en totoras y velas desafiantes.
El océano largo y submarino
de infinitos, profundos habitantes.
El voluptuoso cetáceo, las gaviotas,
las algas, el bonito y el humilde guanay
que ha digerido a millones de libras esterlinas.
Este es mi mar, mis islas, mis arenas,
mis remos, mis atardeceres y mis redes.
¡Viva el Perú Carajo!
Viva este monumento de piedras
levantado sobre cimas de la eternidad
donde el tiempo no se atreve a morir.
Viva esta huaca donde anduvo
la raza de los viejos abuelos,
abuelos a la vez de 8 millones de serranos,
que quedan allá arriba, prendidos de las cumbres;
y aquí abajo, servidumbre barata
de las casas de Lima, mozos del mayorista,
ebrias, turbias postergadas gentes de las barriadas,
emolienteros, vendedores de frutas, carretilleros,
público sudoroso de los coliseos,
chimpunes, driles y camisas de mugre.
¡Viva el Perú Carajo!
Este río es peruano,
y es su cuna, una huraña fuente
enclavada en la cumbre
que vacía y llena el hechizo del cielo,
gota a gota o en tempestuosas lluvias.
Viene en su lecho con limos y polvos minerales,
sembrando valles, preñando y alumbrado,
padre y madre a la vez,
la vida del hombre y de las plantas,
los animales, las aves y los peces.
Indios, mariposas,
cholos, blancos, negros, leche, rosas,
todo, todo lo siembra el río,
que baja desde la nube con fuerza creadora.
¡Viva el Perú Carajo!
Viva esta selva sembrada por el propio Señor,
una fresca mañana cuando pasó el diluvio,
el día que sus dedos,
moldearon su mejor creación sobre el planeta.
Aquí la fuerza desata un huracán de lluvias y de orquídeas,
llanuras de verdor cubren la tierra
donde se enroscan ríos y serpientes.
Vuelan los guacamayos, parlotean los monos trapecistas
mientras, río arriba surca una canoa
en la que van amándose Carlos Rumiche y su María,
seguros de que el río ha de traerles
junto a la cesta de peces, el hijo prometido.
Viva el hombre peruano,
al que no espanta la dura geografía
que Dios nos entregó como instrumento.
Sobre las conmociones cataclísmicas
que agitan los cimientos de los mares y la tierra
sembramos, desafiando terremotos, nuevas ciudades,
nuevas casas, las riegan las lágrimas transidas de las viejas,
de los huérfanos niños, de los hombres.
Nosotros somos súbditos del temblor y el terremoto.
¡Viva el Perú Carajo!
También al huayco, a las inundaciones, las sequías,
le sabemos sus caras de miseria.
Sus derrumbes, sus vértigos de sangre,
les conocemos desde viejas edades.
Y para todas esas camaradas desdichas,
hay un Pedro Quispe y una Juana Flores,
que a fuerza, de coraje, de sudor, de esperanza,
han atrapado un rayo enfurecido entre sus manos
y lo han hecho una estera de amor, un duro adobe,
ladrillo rojo, una vivienda rústica, una torre;
el perfil majestuoso de una iglesia,
un pueblo, una ciudad y una costa
o una sierra de continuadas urbes
que se levantan y caen sin miedo a nada.
¡Viva el Perú Carajo!
Para Sucche, comunero,
es este canto, este fuerte carajo estremecido
para sus caminos vecinales y su escuelita de tejas,
donde el hijo aprenderá qué es el Perú.
Vivan los artesanos, los mineros,
los duros labradores que no moran en Lima
y han hecho de la Luna,
un lamparín de esquivo kerosene,
encendido en el techo de los cielos.
Viva el hombre de chullo que solo come charqui
y bebe jarros de chicha, repletos de tristeza.
Viva su poncho rojo, sus cansadas ojotas,
su lánguido charango, las ubres de sus cabras;
el seno prieto y duro de sus cholas,
su leche tibia, llena de amor y vida.
¡Viva el Perú Carajo!
Para Aurelio Celada, caporal de la hacienda costeña,
es este canto de carbón y de uva negra,
como el mejor color de su pellejo.
Para el duro trajín que le reclama músculos de antracita,
firmes muslos para sus grilletes vencidos,
sus leyendas de arcángeles zambos, guitarristas,
marcadores de puntas, centro forward, soldadores de gallos,
cinturas de alcatraz y cajonero.
¡Viva el Perú Carajo!
Para tirar un carajo por mí patria,
le he pedido prestada su cristina de dril a mi hijo Alberto
y en la hebra de luz de un blanco cabello
de mi finada madre, lanzo el sonoro grito
que me nace de las venas,
con estruendo de vida,
clarinada del alba al cielo puro.
Para tirar un carajo por mí patria,
he levantado en sedición a las palomas,
garras de cóndor son ahora sus patas,
otrora delicado pistilo hoy convertido en lanza.
Este niño que toca una corneta en los desfiles de julio,
es Juan Mariño, es hijo de la estera,
del barro y de la caña brava.
Es Juan Mariño, hijo de la barriada,
sobrino del triciclo, primo del
anticucho.
Sobre el lomo del cerro tirita fríos, tiene hambre,
en las manos y en las tripas
y aunque él solo es dueño de su uniforme comando,
es Juan Mariño, el que toca una corneta
en los desfiles de julio.
Para tirar un carajo por mí patria,
préstame Juan Mariño la trompeta,
tu trompeta de bronce retumbante,
quiero lanzarle al mundo
un coro de trompetas.
¡Viva el Perú Carajo!
Oh río huraño. Oh seca pampa,
Oh larga costa, Oh Huascarán, Huandoy, nieves eternas.
Oh tranquilo molusco, cactus, piedra, Qencco,
Sacsayhuamán, Chavín, piedra de siglos.
Oh poncho, lampa, flecha, quena, choclo, nube, gaviota,
prestadme vuestras voces de siglos
para inundar de amor todo el paisaje.
¡Viva el Perú Carajo!
Amo esta dura arcilla,
amo este crisantemo
y sigo enamorado del olor del romero.
Porque estas cosas viejas, conciertos de canarios,
cuadernos de dibujo, helechos y retratos esfumados
no conduelen mi vida, sino al contrario,
alientan las sudadas camisas de mi paso
y en la beligerancia de todas las batallas
afirman este grito:
¡Viva el Perú Carajo!
¡Viva el Perú!, mi patria,
y sobre todo este rectángulo
que es mi única propiedad sobre la tierra,
donde los huesos de mi madre
dicen aun sus rezos preferidos,
sus preocupaciones.
¡Viva el Perú!, mi patria, la de mi hijo,
de mis amigos buenos, la mujer que me ama,
mi provincia, mí derruida casa.
Y cuando los diarios digan:
el Perú perdió en fútbol,
el Perú país pobre,
vino otro terremoto,
se secaron los ríos,
se enlodan los políticos,
bajó el sol, se perdió la cosecha,
repicaremos desde el fondo de los huesos,
el grito poderoso de los hombres de esta tierra,
cargada de coraje y de optimismo para decir,
como si arrojáramos balas:
¡Viva el Perú Carajo!... ¡Viva el Perú Carajo!
¡Viva el Perú Carajo!... ¡Viva el Perú Carajo!
¡Viva el Perú Caaaraaaaaaaaajoo!

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