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martes, 5 de agosto de 2008

Un Decalogo sobre El Debatir y El Opinar

1º.- Aduladores fanáticos y detractores fanáticos hay en esta vida muchos, pero personas que reflexionen sobre un tema y aporten luz al mismo, ya sea para aceptarlo o para rechazarlo o modificarlo, hay muy pocas.
2º.- Sin embargo, en la actualidad los aduladores y los detractores se han convertido en poderes de opinión muy fuertes, lo que nos da una muestra del grado de educación, formación, libertad e independencia de nuestras sociedades.
3º.- Es muy cómodo y muy fácil ser un loro en una sociedad robot; pero ese tipo de sociedades sólo progresan hacia la propia destrucción; nunca hacia un rico y verdadero crecimiento en libertad, igualdad y conocimientos.
4º.- Hay que ceñirse al tema en cuestión más allá de quien sea el que lo expone. Hay que respetar los límites del tema y argumentar sin silogismos, demagogias, falacias y sobre todo con un conocimiento riguroso del mismo. Y hay que escuchar y respetar tanto al ponente como a los intervinientes. Querer “colar” a toda costa lo que se piensa, sin respeto, y con arrogancia, no es debatir: es atropellar.
5º.- Si se está repitiendo lo que se lee u oye del tema sin tener una propia opinión formada, entonces no se es alguien que “debate” sino alguien que “repite”, lo cual está muy cercano a ser alguien absolutamente ignortante y necio.
6º.- Expresar una opinión sobre quien escribe, no quiere decir que se tenga una opinión sobre el tema en sí; en ese caso no se está debatiendo el tema, simplemente se está personalizando; y personalizar, referenciarlo todo al ponente o autoreferenciarselo todo uno, No es debatir, sino marear la perdiz, porque del tema en sí, nada de nada.
7º.- Expresar una opinión sobre algo, quiere decir que uno se ha informado, formado y reflexionado sobre ello; y que se ha llegado a una opinión propia, fundada, ponderada y no mediatizada por lo que se ha oído o leído sobre el tema. No poder formarse una opinión propia sobre algo no es forzosamente negativo. Tampoco hay porque saber de todo. Pero aparentar que se es una lumbrera en todo, eso si es negativo, además de estúltico.
8º.- En un debate o reunión, hay que escuchar sin interrupciones a quien esté con el turno de palabra. No hacerlo indica una falta absoluta de respeto. Si se tiene algo que aportar, aclarar, añadir o replicar al participante de turno, se debe pedir el turno de palabra y esperar a tenerlo para hablar. Cuando a uno se lo den, hay que hablar con precisión, exactirud, brevedad y respeto. Lo importante no es el lugar que uno ocupe en la escala social ni el estatus que se tenga. Lo importante es el conocimiento del tema, el respeto a los demás y a su dignidad al hablarles, y el que la exposición sea lo más pedagógica posible.
9º.- Lo importante al expresar una opinión propia no es el estar de acuerdo o en desacuerdo sobre el tema en cuestión del que se trate, sino el aportar nuevos elementos al tema. Elementos que pueden ser contrastados por otra persona que se interese en él y pueda profundizar y ampliar sus propios conocimientos sobre el mismo. No se trata de hacer “adeptos” o de descalificar y demonizar a diferentes, sino de compartir opiniones ponderadas y crecer juntos.
10º.- Compartir opiniones y crecer juntos es algo que únicamente puede darse cuando las opiniones son el fruto honesto y sincero de un estudio riguroso y una profundización respecto de un tema determinado. El lorismo, el fanatismo, el dogmatismo, la arrogancia, la falta de respeto y de educación, la adulación de quien escribe o la denigración del escritor, nunca pueden conducir al crecimiento, sino a un empobrecimiento absoluto y total de lo intelectual, lo mental, lo ético, lo cívico y lo emocional en un individuo y en su sociedad.

Carmen Moreno MartínAlias Hannah

Miércoles, 14 de Noviembre de 2007 20:32

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