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jueves, 10 de septiembre de 2009

Pero el poder foráneo no escuchaba nada.

El presidente regional tiene seis millones de razones para destruirlo. Sólo la demolición costará 7 ó más millones, y la construcción, 120 millones; pero ya se filtró que será aprobado por 200 millones. Demasiados ceros contra nosotros.

En esta histórica y valiosa fotografía testimonial se puede ver la cúpula y la nave de la catedral en pie, y toda la plaza con sus palmeras y álamos intactos. Los militares dinamitaron la catedral y diez años después el alcalde Pitulín Valenzuela destruyó la plaza influido por nefastos asesores.
Y más tarde un alcalde imbécil de apellido Ríos volvería a destruirla y colocar un horrendo y gigantesco Jesucristo de cartón piedra en medio. El actual alcalde ha tratado de restituir la plaza original en base a fotografías de la época. Aunque no es igual, algo es algo.
Está por saber si en el futuro un nuevo alcalde imbécil la volverá a destruir.
El militar de alta graduación obsesionado con volar a toda costa lo que quedó de la catedral, un coronel de apellido Weston y para más ironía nacido en Huaraz, años después, atormentado por aquella vil determinación, se retiro de Huaraz.

Los huaracinos que quedaron después del terremoto, si no me equivoco incluido el padre Alberto, pidieron que se quede la Catedral que sí podía ser reparada y rehacer las torres caídas. Pero el poder foráneo no escuchaba nada. Los dinamitazos se escucharon por varios días y aún así, la cúpula que resistió por su fortaleza, quedó solitaria y herida con su campana al pie por mucho tiempo, en medio de una gran pampa de polvo, lluvia, lodo oscuridad y soledad. También esta cúpula, así herida, fue defendida; pero, tiempo después, bajo las sombras de la noche y la madrugada, la dinamitaron.
La visión de estas fotografías, han tocado una fibra que precisamente ahora estamos viviendo en Huaraz. Si recuerdan, solo quedó en pie, además de la Catedral, el municipio que en los momentos posteriores al terremoto albergó a muchos heridos y el Hospital que se batía noche y día sin descanso con personal desfalleciente de cansancio e insumos insuficientes. Dicen que el Dr. Ramos Guardia, en su deseo de salvar vidas y aliviar dolor, repartía aspirinas o mejoral a todos los heridos.
Ahora, estamos enfrentando la defensa de ese hospital que como la Catedral, se le siente fuerte y resistente. Este icono por la vida, es un patrimonio que no debe ser demolido, aunque luego hagan una gran
belleza de hospital. Cuando vi esa fotografía de la Catedral revivieron muchos sentimientos de impotencia que sentimos ahora por el hospital.
Hoy comprendo mejor a los huaracinos que quedaron después del terremoto y que impotentes veían caer al Titán que no se dejaba vencer. Hoy nos sentimos como David contra Goliat, solo que este Goliat es mucho más poderoso que el del relato.
El presidente regional tiene seis millones de razones para destruirlo. Sólo la demolición costará 7 ó más millones, y la construcción, 120 millones; pero ya se filtró que será aprobado por 200 millones. Demasiados ceros contra nosotros.
No a la demolición del Hospital Víctor Ramos Guardia
Si a la construcción de otro hospital en otro terreno.
Saludos desde esta mi tierra.
Alejandrina Irato de Morales

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